Enrique Rodarte Espinosa de los Monteros, Presidente de la AARC, manifiesta su preocupación y de los productores del valle de Culiacán, por el abandono al campo por parte de la SADER

En un contexto de mayor apertura comercial por la firma del nuevo Tratado de México-Estados Unidos- Canadá (TMEC), el gobierno federal debería impulsar la competitividad y productividad de la agricultura, sin embargo parece estar haciendo lo contrario, ya que muchas de sus acciones e iniciativas, principalmente de un grupo de sus funcionarios, fuera de estimular la actividad, pareciera que busca retrasarla, a través de un desmantelamiento del sistema agroalimentario.

Como consecuencia de ello, la agricultura sufrió una drástica caída en su presupuesto y recortes de casi el 40%, lo que llevó a la eliminación de delegaciones, recortes en SENASICA (encargado de la sanidad), y de agregados comerciales y agrícolas.

“Como es bien sabido esta semana inició el nuevo T-MEC, el cual nos permitirá tener seguridad comercial con nuestros socios, Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, este nuevo tratado comercial nos pone a competir de forma directa con los productores de estos dos países, los cuales están muy avanzados y tecnificados en el sector agropecuario, además de que reciben subsidios y apoyos muy importantes para poder conservar su autosuficiencia alimentaria, sin distingos, ni divisionismos generados por su propio gobierno entre productores del norte y del sur, sin distinción alguna. Ellos buscan incrementar cada vez más la producción de alimentos con apoyos directos, sin tener la necesidad de que estos tomen casetas, hagan protestas o se manifiesten”, expone Enrique Rodarte Espinosa de los Monteros.

Si bien, en México, muchas de las políticas del nuevo gobierno están enfocadas a los pequeños productores, lo cual es sensato, han dejado de lado los programas para la agricultura comercial, la más productiva y eficiente, y que pudiera acelerar el objetivo del gobierno federal de lograr una autosuficiencia alimentaria.

Esto ha generado incertidumbre en la actividad comercial y en el productor, ya que no se cuenta con acciones o programas definidos, y de preferencia multianuales (como en otros países), que funjan como una red de seguridad y que fijen un precio mínimo de los cultivos más importantes; quedando a expensas de apoyos de último minuto, obtenidos a través de diversas manifestaciones.

Competencia

Con el tema del COVID-19, muchos países se han dado cuenta de la importancia estratégica de este sector y están tomando acciones para impulsarlo, tan solo Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, anunció apoyos históricos de más de 19 mil millones de dólares para sus productores y para mitigar los impactos de la crisis económica actual, mientras que en nuestro país se redujo el presupuesto a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y cancelaron estímulos que tendrán efectos negativos para el sector agroalimentario.

Entre ellos se puede mencionar la desaparición de apoyos para seguros agropecuarios, para esquemas de mitigación de riesgo, y Fideicomisos como el Fondo Nacional de Garantías (FONAGA), que ha sido un promotor del financiamiento para el sector agroalimentario, precisamente beneficiando a pequeños productores. Adicionalmente se eliminó el estímulo fiscal al diésel agropecuario y pesquero.

Para los agricultores mexicanos, realmente es una labor titánica poder competir y ser rentables con productores de otras partes del mundo, donde hay un apoyo más marcado, y con mejores condiciones en temas de infraestructura y costos. Por ejemplo, en México el diésel ronda entre los 19 y 20 pesos por litro, mientras que en Estados Unidos a un productor le cuesta 6.7 pesos por litro, es decir aquí se gasta el triple que su competidor estadounidense en combustible.

Además, contrario a los objetivos de la autosuficiencia, un grupo de funcionarios, entre ellos el subsecretario de alimentación y competitividad, tienen una visión de una agricultura sin productos químicos, como fertilizantes, herbicidas, fungicidas, foliares, entre otros, e incluso sin semillas hibridas mejoradas. Si bien, es importante ser responsables con la naturaleza, una imposición de esta idea, solo llevaría a un retroceso de la actividad, a la pérdida de productividad (rendimientos), ingresos y competencia, así como a la seguridad alimentaria.

“Nos unimos al reclamo del Ing. Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), quien menciona lo lamentable que resulta que las posiciones ideológicas de un grupo del gobierno, donde está el Sub Secretario de Alimentación y Competitividad de la SADER quiera llevarnos al retroceso con ideas de hace 120 años sin ningún plan objetivo para enfrentar los grandes retos de la agricultura, la alimentación y el comercio. Es un atentado contra la producción de alimentos en nuestro país y contra nuestro sector, estas ideas van en sentido contrario del principal objetivo del recién publicado por la SADER, el Programa Sectorial de la Agricultura y Desarrollo Rural 2020-2024”, resalta el Presidente de la AARC.

Asimismo, el campo ha sufrido importantes embestidas, como la ley de maíces nativos, que de no haberse intervenido hubiera podido restringir el uso de semillas hibridas en el país; la iniciativa para gravar el agua, lo que hubiera incrementado el precio del agua para los productores, afectando el ya de por si alto costo de producción; y más recientemente la restricción de la importación al glifosato, que de no levantarse pronto ocasionará escases en el mercado, encareciendo los costos de producción, e incluso afectando en la productividad de los agricultores entre 30 y 50%.

A la fecha, todavía hay temas pendientes como la ley nacional de aguas, donde diferentes organismos están luchando para evitar que eliminen las concesiones de agua de los módulos de riego; y la ley de variedades vegetales, que tiene que ser modernizada, para poder cumplir con uno de los compromisos firmados en el TMEC.

Por todo lo anterior, la AARC se suma al CNA a la demanda de la intervención urgente del presidente, Andrés Manuel López Obrador, “para que los productores del campo y del mar mexicanos puedan seguir produciendo alimentos para toda la población y poder lograr la tan anhelada autosuficiencia alimentaria.

“Como productores de agricultura comercial no estamos de acuerdo en el desmantelamiento de un sector productivo que ha estado trabajando y produciendo, generando empleos y divisas para México, por lo que demandamos que se dejen por un lado las posiciones ideológicas que rayan en el fanatismo y nos avoquemos a conservar la productividad actual de nuestro sector, mejorando las técnicas de producción. Nuestra posición como sector productivo y como Asociación de Agricultores del Rio Culiacan ha sido y seguirá siendo el de sumar y trabajar en conjunto por aquellos objetivos que traigan un bien común”, puntualiza el líder de los productores de la Valle de Culiacán.