De acuerdo con una publicación en The New York Times (NYT), un cúmulo de problemáticas pendientes por parte del flanco izquierdo de la agricultura estadounidense, comenzaron a visibilizarse casi tan pronto como Joseph Biden asumió la presidencia.

Las peticiones son de todos tamaños, desde optimizar las reglas para la cría de ganado orgánico, revertir el historial de discriminación por parte del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) hacia agricultores afroamericanos,
hasta restaurar los estándares alimentarios escolares y fortalecer el etiquetado de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).

Entre los temas más cruciales que pueden priorizarse está el del cambio climático y la seguridad alimentaria, la cual se ha visto mermada por la pandemia. Bajo este enfoque, existe una sugerencia de que se transforme el nombre del USDA, por Departamento de Alimentos y Bienestar.

En este sentido, Tom Vilsack, quien fue secretario de agricultura en la administración de Obama y probablemente sea turnado por el Senado nuevamente para ocupar el puesto, comentó para el NYT, que el alivio del hambre es un tema urgente, al igual que buscar proteger a las personas del virus, tanto a los empleados del USDA, como a todos los que intervienen en la cadena de valor del sector alimentario. A la par, se necesita averiguar qué universidades con concesión de tierras, laboratorios gubernamentales y otros departamentos, pueden almacenar y administrar vacunas, añadió Vilsack.

Luego de promover la justicia social y combatir el cambio climático, como prioridad estaróa el apuntalar los sistemas alimentarios regionales y ayudar a los agricultores. ¨Una vez que estemos un poco al otro lado del virus, entonces tenemos el importante negocio
de revitalizar la economía rural que ha sido golpeada por esto¨ dijo Vilsack.

Otro tema, más de carácter interno son las bajas en la moral de las agencias del USDA, que se encargan de la investigación científica y producción de datos, debido a que su trabajo disminuyó su incidencia en la toma de decisiones de las políticas públicas y porque
el secretario de agricultura del gobierno de Trump, Sonny Perdue, trasladó algunas de las más grandes de dichas agencias, el Servicio de Investigación Económica y el Instituto

Nacional de Alimentación y Agricultura, de Washington a la ciudad de Kansas en Missouri. En la mudanza, muchos empleados renunciaron. Si bien Trump, se había convertido en un campeón para muchas comunidades rurales, flexibilizando las regulaciones y pagando a los agricultores cuando sus estrictas políticas comerciales y la pandemia perjudicaron las ventas. El estado de ánimo para otros grupos de productores, como la Asociación de Comercio Orgánico, se tornó sombrío, debido a la agenda anti-regulatoria sin respeto por los orgánicos u otras formas de agricultura sostenible.

Volviendo al problema de la seguridad alimentaria y la nutrición relacionado con la pandemia, Biden, firmó una orden ejecutiva para que se aumente tanto la cantidad de asistencia alimentaria federal para aproximadamente 12 millones de personas que utilizan el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, (también conocido como cupones de alimentos), así como el dinero para productos comestibles que se les da a las familias que tienen niños en la escuela.

De acuerdo con las estimaciones del NYT, la cantidad de estadounidenses que enfrentan el hambre aumentó a más de 50 millones en 2020, partiendo de 34 millones aproximados en el 2019. Este tipo de desarrollo económico local es muy popular en las comunidades rurales, lideradas tanto por demócratas como por republicanos, lo que puede coadyuvar a sanar una parte de las divisiones políticas, comentó Curt Ellis, director ejecutivo de FoodCorps.

Por último, Joe Biden anunció la intención de apoyar a 11 millones de migrantes indocumentados para que obtengan su ciudadanía estadounidense. Desde la Ley de Reforma y Control de la Inmigración de 1986 expedida por gobierno de Reagan, no se había hecho un proyecto tan ambicioso. De aprobarse esta iniciativa, muchos de los trabajadores del campo indocumentados, podrán acceder a mejores salarios, prestaciones como el acceso a la salud y seguridad social.

Redacción: Nio Sainz, Analista Económico de la AARC.
Fuente: www.nytimes.com