El pasado 5 de junio el Diario Reforma publicó que las amenazas arancelarias de Donald Trump contra México (canceladas por llegarse a un acuerdo), principal destino del maíz estadounidense, motivaron que en ese momento nuestro país mire hacia Sudamérica para obtenerlo. Ese diario publicó que México compró 2.5 millones de toneladas de maíz brasileño la semana pasada, esto según Sol Arcidiácono, analista de ED&F Man Capital Markets en Argentina.
Ahora bien, otras fuentes como Reuters comentan que la compra fue de 35,000 toneladas, mismos que están por embarcarse y llegarán en las próximas semanas. Aún con esta discrepancia de datos es preciso notar que en el año 2017 se importaron alrededor de 600 mil toneladas provenientes de Brasil, justo cuando se tuvieron los momentos más álgidos de la negociación con Estados Unidos para el nuevo tratado, por lo que no debe sorprendernos que se busquen alternativas de proveeduría de parte de los industriales.
Sin embargo, el aprobar esas importaciones, en este momento en que todavía no se garantiza la comercialización total de la cosecha de Sinaloa, es muy mala política pública, que podría presionar aún más a los productores, orillándolos a tener que vender fuera del esquema de Agricultura por Contrato (por la libre) con su respectiva baja en los precios percibidos por los productores. Esperemos que la reunión sostenida este viernes pasado entre funcionarios de SADER y de agricultura del estado con líderes de productores resulte realmente efectiva y que el próximo martes realmente inicie la contratación de la producción de maíz blanco que falta por colocar y los industriales atiendan la llamada del gobierno federal para acudir a la compra del maíz sinaloense.
Porque es importante recordar que como país no tenemos acuerdos de libre comercio con Brasil ni con Argentina, por lo que es posible limitar los montos de las importaciones de estos países cuando así convenga al país para no perjudicar la comercialización de las cosechas de nuestros productores.
Lamentablemente en estos momentos, la presión sobre nuestros productores tanto hortícolas como graneros, viene por muchos frentes; tanto nacionales, como internacionales, ya que en uno de los últimos mensajes vía Twitter del viernes el presidente Trump aseguró que un acuerdo era posible y que este implicaría una mayor compra de productos agropecuarios por parte de México.
Por lo que consideramos que la agricultura nacional y en particular los productores de Sinaloa, no sean moneda de cambio en esta y cualquier otra negociación.
Departamento de Estudios y Análisis Económico AARC
Fuentes consultadas: