Recientemente se publicó el Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI). Donde se reporta que ha habido un marcado retroceso en la seguridad alimentaria en todos los países, pero con un mayor impacto en aquellos que están en vías de desarrollo, particularmente en los años que han transcurrido en la pandemia.

Este reporte se realiza evaluando la asequibilidad, la disponibilidad, la calidad y la seguridad de los alimentos, así como evaluando la capacidad de recuperación de las naciones para proteger sus recursos naturales para que puedan seguir produciendo alimentos ahora y en el futuro.

Después de lograr avances rápidos en los primeros años de su inicio, los puntajes de GFSI en todas las naciones alcanzaron su punto máximo en 2019, antes de caer en los últimos dos años en medio de la pandemia de covid-19, el conflicto y la variabilidad climática, así como la crisis económica que trajeron los problemas sanitarios.

Esta caída en los puntajes de GFSI se ha observado en todas las regiones y naciones en todos los diferentes niveles de ingresos. Sin embargo, las naciones de altos ingresos en Europa todavía lideran el índice, como lo hicieron hace una década, ocupando siete de los diez primeros lugares, con Irlanda obteniendo el primer lugar, con 84 puntos (todos los puntajes GFSI están marcados sobre 100).

De manera similar, las naciones del África subsahariana continúan dominando los diez últimos lugares en el índice, ocupando siete de estos lugares, con el puntaje de Burundi, el último anotador de 34.67, solo el 43% del de Irlanda. La GFSI muestra que el hambre (utilizando la desnutrición como medida) y el retraso del crecimiento en los niños están más relacionados con la calidad y seguridad de los alimentos. Las poblaciones con dietas que carecen de proteínas y micronutrientes de calidad, y donde el acceso al agua potable es limitado, obtienen peores puntuaciones en seguridad alimentaria.

Con respecto a nuestro país aparece en el lugar 46 de entre 116 países, lo que nos coloca en una buena posición, especialmente si consideramos que avanzamos una posición con respecto al 2020. Los rubros donde mejor le fue al país fue en la disponibilidad de la comida, donde avanzamos 16 posiciones, pero el peor fue la asequibilidad de los alimentos donde retrocedimos 10 posiciones, esto debido al probable impacto de la pandemia en la economía de los hogares. Donde también mejoramos, aunque ligeramente fue en la calidad e inocuidad de los alimentos, al remontar solo 3 posiciones. Por lo que existe todavía mucho que mejorar y el movimiento relativo de las posiciones de nuestro país, nos indica que nuestra posición es muy inestable, no tenemos los recursos o las dotaciones presupuestales que puedan blindar a la población en su seguridad alimentaria.

En el análisis global de los resultados, podemos ver que la asequibilidad también está estrechamente relacionada con el hambre. El GFSI muestra que los países sin programas nacionales de redes de seguridad alimentaria integrales y bien financiados tienen niveles más altos de hambre (y retraso del crecimiento en los niños). La financiación de estos programas es la medida que más ha caído durante la década, seguida de una mayor dependencia de la ayuda alimentaria.

La mayor volatilidad en los precios de los alimentos desde 2019 ha afectado la asequibilidad de los alimentos: 70 países caen en la clasificación GFSI de este año debido al aumento de los costos. De hecho, entre los cuatro pilares que componen la GFSI, la asequibilidad ha caído más durante la última década.

El pilar de mayor puntuación es la calidad e inocuidad de los alimentos. El puntaje promedio en todas las naciones es 68, impulsado por la adopción generalizada de planes o estrategias nutricionales. Esto es clave porque las enfermedades relacionadas con la dieta son la principal causa de muerte prematura a nivel mundial.

Finalmente, la Disponibilidad de alimentos ocupa el tercer lugar después de Calidad e inocuidad de los alimentos y Asequibilidad, con una puntuación de 56,7. Este es un salto de 53,4 en 2012; sin embargo, la mayor parte de este aumento se produjo antes de 2019. Si bien el puntaje general de disponibilidad se ve impulsado por un aumento de 41.5 puntos en las instalaciones de almacenamiento de cultivos para todos los países, se ve arrastrado por una caída en el gasto público en investigación y desarrollo agrícola (I + D).

Los países que son modelos de seguridad alimentaria son aquellos que obtienen puntuaciones altas en los cuatro pilares de la seguridad alimentaria. Por ejemplo, Irlanda, que obtuvo el puntaje máximo, obtuvo más de 92 puntos en Asequibilidad y Calidad e inocuidad de los alimentos, y más de 74 puntos en los pilares Disponibilidad y resiliencia.

Durante diez años, Irlanda ha podido mantener bajos los costos de los alimentos al mismo tiempo que aborda la desigualdad y garantiza que se mantenga una red de seguridad. Ha experimentado un gran salto en la I + D agrícola y ha podido minimizar la pérdida de alimentos, ayudando a garantizar que haya suficientes alimentos de calidad disponibles. El gobierno también tiene altos estándares nutricionales y está políticamente comprometido con la adaptación.

Estos países que están en las mejores posiciones pueden ser nuestros modelo a seguir, particularmente nuestros principales socios comerciales, como son Canadá y Estados Unidos, mismos que se encuentran en el top 10 de este ranking internacional. Esto es especialmente importante para un Estado como el nuestro que aportamos una gran cantidad de alimentos a nuestra región y país, por lo que los esfuerzos deben de enfocarse a mejorar las deficiencias observadas para impulsar a que nuestro sector agroalimentario impulse la seguridad alimentaria, que es clave para el bienestar de nuestra población.

Redacción Omar Ahumada

Fuente: https://impact.economist.com/sustainability/project/food-security-index/