La tecnología de los vehículos eléctricos está a punto de llegar a los surcos. Gracias a los nuevos avances en las baterías que han permitido que el futuro del transporte alcance a la maquinaria pesada, empresas como Monarch y otros emprendedores están deseosos de presentar la próxima novedad sobre ruedas, menciona un artículo de Bloomberg.
Si bien, la mayoría de las empresas intentan ampliar su oferta de productos e introducir equipos más grandes, porque ahí es donde se gana dinero, como en las cosechadoras combinadas que pueden llegar a costar hasta 7 cifras (en dólares), el mercado se está moviendo rápidamente hacia la maquinaria de menor escala.
Mientras que “el modelo de negocio de una empresa de tractores contemporánea es esencialmente la caza de elefantes. Estas máquinas de 25 toneladas son para una empresa como Deere & Co. lo que los jumbos son para Boeing”, como comenta Bloomberg, el mercado de maquinaria agrícola pequeña se ha duplicado en la última década.
De los 305 mil tractores comprados en América del Norte el año pasado, el 68% fueron modelos con menos de 40 caballos de fuerza. Por el contrario los de más de 100 caballos de fuerza como las trilladoras, que en 2013 alcanzaron su máximo, solo sumaron 6.6 mil adquisiciones. Estas tendencias, junto con la necesidad de disminuir los 5.3 mil millones de diésel al año que consumen los tractores en Estados Unidos, de acuerdo a la Agencia de Protección del Medio Ambiente, y que aportan el 10% de las emisiones de gas de efecto invernadero (una tercera parte mayor a lo que emiten los aviones, trenes y automóviles de ese país), está incentivando a la inversión en i+D para la fabricación de máquinas pequeña con tecnología fresca.
Una de las soluciones surgidas es la de Monarch, que saco al mercado el primer tractor compacto 100% eléctrico que ofrece un rendimiento robusto a la vez que produce cero emisiones, su plataforma combina potentes herramientas, operaciones automatizadas, modos opcionales para el conductor y análisis de datos.
Los controles que se observan en este equipo son similares a los que se encuentran en cualquier tractor de tamaño similar, y se le pueden conectar la mayoría de los implementos agrícolas, desde remolques hasta arados.
“Eso es muy intencionado”, dice Mark Schwager, Co fundador y presidente de Monarch, mejor conocido por diseñar y construir la gigafabrica de Tesla en Nevada. “Los agricultores están familiarizados con los tractores. Tenemos que encajar en el ecosistema agrícola existente”. El asiento, sin embargo, está diseñado para ser menos que cómodo, un sutil empujón para animar al humano a bajarse y dejar que las maquinas hagan el trabajo.
La batería del equipo (alojada en un bloque en lugar de un monopatín plano al estilo Tesla) esta adelante, para contrarrestar el peso de cualquier cosa enganchada en la parte trasera.; y su batería puede alimentar unas 10 horas de trabajo promedio como la aspersión, o 5 horas de tareas más pesadas, como el arado.
Para brindar una mayor autonomía, su máquina está diseñada para intercambiar fácilmente las baterías. Con dos baterías y un cargador relativamente rápido, la empresa afirma que su vehículo puede funcionar las 24 horas del día. El vehículo también sirve como un gigantesco generador rodante, una característica que Ford Motor Co. también está utilizando como una importante característica para la venta de su nueva camioneta eléctrica.
El tractor cuenta con cámaras situadas en los laterales que alimentan un flujo continuo de imágenes que informan de las decisiones sobre dónde y cuándo plantar. El cerebro de la máquina está conectado al techo, donde los algoritmos procesan los datos de los sensores. Por ejemplo, cuando se necesitan rociar las uvas en un viñedo, el techo del tractor dirige el equipo, orienta las boquillas y se ajusta en tiempo real en función del viento y el clima.
El único indicio visible de las entrañas de alta tecnología del equipo es una pantalla del tamaño de un iPad atornillada al pilar de la cabina, describe Bloomberg. Mientras que un agricultor puede manipular las antiguas palancas, un par de toques en la pantalla táctil permite realizar las mismas tareas y más. Al recorrer un huerto, el operador puede pedir piezas de repuesto, ajustar un programa de carga de pila o decidir qué fotos recientes del campo quiere subir a los compradores que recorren la sección de productos de una tienda de comestibles.
“Al final será una herramienta que permitirá a los agricultores contar su historia”, explica el cofundador y director general de Monarch, Praveen Penmetsa, “y obtener más valor por su cosecha”.
El precio comienza en los 58 mil dólares, y hay agricultores que los están adquiriendo ya sea para lograr una disminución en los costos del diésel utilizados, que junto con la mano de obra en Estados Unidos, son de los rubros más elevados, o para tener un impacto en el medio ambiente al reducir las emisiones de carbono o incluso para iniciar con la adopción de prácticas de agricultura de regeneración, al disminuir la alteración del suelo al realizar las labores con un equipo más liviano.
Otra empresa de este segmento es Solectrac, que cuenta con tractores solares relativamente pequeños, que están diseñados para poder cambiar sus baterías a mitad de turno. A pesar de su precio relativamente caro (los modelos especiales alcanzan los 75.000 dólares), la demanda no ha sido un problema para ellos.
También la empresa Ztractor (un guiño a la generación Z), ofrece el primer tractor autónomo eléctrico, una máquina del tamaño de un carro de golf, que se parece a grandes rasgos, a una aspiradora cruzada con un vehículo lunar. No hay cabina de mando, y mucho menos un asiento; toda la cápsula, que pesa 1,500 kilos, se controla con una tableta. “Es muy sencillo”, dice Bakur Kvezereli, su director general. “Es ‘arrancar’, ‘parar’, ‘izquierda’, ‘derecha’, como un juego de agricultura”.
Fuente: Bloomberg